En el vasto universo de los signos zodiacales, Virgo se presenta en dos facetas opuestas y contrastantes. Por un lado, está el Virgo iceberg, envuelto en su frío oscuro, su aura de mentiras compulsivas y su naturaleza calculadora. Un ser que se revuelca en la suciedad de la falsedad, como un vagabundo que devora las migajas del engaño.
Pero existe otro Virgo, el Virgo fuego, tres décadas atrás conocí, encarna el principio y la fuente de inspiración. En él se encuentra la esencia de la pasión transformadora, capaz de convertir la prosa en poesía. Es el aliento vital que enciende el fuego creativo y aviva la llama de la esperanza.
Durante tres largos años, me encontré inmersa en una mentira tejida por el calculador, un lobo disfrazado de cordero. Caí en la trampa de sus engaños y me vi arrastrada por el fango de su manipulación. Un giro inesperado, un viaje en el tiempo me retrocedió hasta encontrarme nuevamente con el Virgo iceberg. De repente, todo se oscureció y quedé atrapada en una noche tenebrosa. Un intenso frío se apoderó de mí, congelando mis labios y haciéndome creer que mi fin estaba cerca.
Sin embargo, como un rayo de sol que penetra las sombras, la presencia del Virgo fuego iluminó mi existencia. Mi cuerpo fue templado por su calor y sentí cómo todo cambiaba. Él era la encarnación misma de la pasión, el fuego ardiente que transforma y trasciende.
El iceberg jugó a perderme, así que decidí dejarlo ganar. Se deshizo de mí tan fácilmente que puso en duda todo lo que decía. "Hasta la mejor persona se cansa de mover montañas por aquel que ni siquiera mueve una piedra por uno". Esos fueron los últimos vestigios de un ser que murió en el olvido, ya que de los muertos no se habla.
Un día me entregué por completo a ti y tú no supiste valorarlo. Te perdiste asustado en el bosque, escondiéndote de las miradas, por motivos que nunca llegué a comprender y que nunca te tomaste la molestia de explicar. Con tanto potencial desperdiciado, te desvaneciste en la maleza, temeroso de ser descubierto, dejando un enigma sin resolver en el aire.
El arte de la poesía es la fuente de una magia inigualable, donde el fuego, a pesar del paso del tiempo, persiste ardiendo con pasión y determinación.
Así que continuaré mi camino en busca de mi propia felicidad, sabiendo que la verdadera transformación proviene de dentro y que, eventualmente, encontraré a alguien que valore y comparta mi llama interna. La historia sigue, con nuevas páginas por escribir y nuevos horizontes por descubrir.
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