Tengo un pesimismo existencial que no me
deja vivir, no puedo ser feliz. Lo que tengo bien claro es que soy distinta a
la mayoría de los adolescentes.
Soy una incurable romántica, a veces
pienso que tendría que haber nacido en la era del romanticismo, en el (s) XVIII. Me hubiera gustado mucho
haber nacido en aquella época, los románticos eras seres solitarios como yo,
buscaban soñando otras realidades, se considera pertenecer a un mundo ideal,
nos atrae el misterio, los paisajes nocturnos, las ruinas.
Seres rebeldes buscaban demostrar que
eran rebeldes a través de su vestimenta, se había puesto de moda la apariencia
enfermiza, ingerían vinagre, la forma de comportarse lo llevaba en parecer que tenían
tuberculosis.
-No ingiero vinagre ni trato de parecer
enferma. Pero lo que si hago es buscarme alguna enfermedad aunque no la tenga-.
Ellos preferían morir de jóvenes, porque
la vejez es decadente, pienso igual. Para mi la muerte es un arte, si tuviese
que dibujarla, la dibujaría como una luz blanca muy fuerte a la cual no podes
traspasar porque te ciega, me gustaría traspasarla e investigar que hay más
allá, conocer el enigma de la muerte. En fin la muerte es un arte, también los
románticos idealizamos la muerte, -a la muerte le llamo vida y a la vida le llamo muerte-.
Algunos eran fumadores de opio, yo no
fumo nada, aunque algunos amigos; conocidos me han ofrecido porros con
insistencia, yo no he aceptado, no le hallo la gracia, a parte se a lo que lleva.
¿Quiénes llegan al limite? Casi siempre
son problemas de la adolescencia, que te lleva
a ingerir drogas, los que se encuentran en un callejón sin salida y
deciden acabar con su vida. El caso es el siguiente, una vez consumado el
hecho, todo el mundo se pregunta que ha podido ocurrir si todo precia ir bien.
Aparentemente no hay explicación, sin embargo hay síntomas que advierten. Los
adolescentes, no toman su decisión de la noche a la mañana, sino que casi
siempre es una decisión a la que ha dado vuelta durante mucho tiempo. Eso es
justamente lo que me esta pasando a mi lo vengo pensando de hace tiempo, pero
tengo algo en cuenta que si probas una vez y otra y otra, no salís mas. Es
mentira el que dice que podes dejarla cuando quieres, no, no la dejas no podes,
el que dice eso se miente así mismo.
El romántico tiene una idea que es la
mujer o el hombre idealizado. Amaban a los seres primitivos, creían que los
hombres en contacto con la realidad se corrompían.
Hacían prevalecer el sentimiento sobre la
razón frente al modernismo como reacción al neoclasicismo del mismo (s) XVIII.
Lo que mas resalta en mi al igual que
ellos es la libre expresión de la sensibilidad, preponderancia a la
imaginación, el análisis critico, individualismo y gusto por el misterio el
exotismo y el pasado (resurrección de la Edad Media), libertad y justicia,
rechazo de la razón, naturaleza que no fue modificada por el hombre, paisajes
nocturnos, caótica (tormenta y tempestades), evasión de la realidad: sueños, fantasías
y arte, oriente (mundo soñado), gusto por el misterio, en algunos casos
rechazos a la sociedad, predominio de los sentimientos, exaltación del yo,
individualismo; idealización del amor y el hombre o mujer, idealización de la
muerte, reacción contra el neoclasicismo.
Yo igual que el gran maestro Becquer, la reflexión
sobre grandes dimensiones de la vida importa muy poco, no puedo ni se, dicho en
otras palabras, alzarme hasta una filosofía o un credo soluciones estables o
firmes, a los que mi corazón no arriba.
Mi sensibilidad esta siempre atenta al misterio.
Intuyo en sus menores mensajes. Ante el espectáculo multiforme de la vida soy
una contempladora sensible.
Soy una soñadora, a veces me muestro
observadora sagaz e inquieta, miro con mayor interés como hormiguea la vida en
torno.
Medito casi y a sumo que el correr sobre
mi siglo, lo que algunos de estos escépticos deploran en los tiempos que
corren: que se trataba de una época escasa de romanticismo.
Por eso yo me ubico siempre en aquella
porque se trata de una época enamorada de lo flamante y lo uniforme, enferma
incurable de prosaísmo.
En el romanticismo esta casi fatal y
hasta algo enferma tendencia a la tristeza en lo que se llama ¨ el mal de siglo
¨, la enfermedad en la que agonizas los grandes y medianos poetas del siglo
pasado.
La
dolencia se declara cuando se concede un imperio absoluto a la imaginación y la
sensibilidad, cuando ellas, se desbordan o bien cuando voluntariamente se las
excita hasta en delirio. Cuando como
consecuencia del mismo exceso, se cae en una intima inestabilidad y una euforia
se trueca de pronto, sin razón alguna,
en abatimiento. A todo esto se le agrega una suerte radical, mediante el sueño,
como si el hombre fuese en la tierra un expatriado y debiese empeñar todas sus
fuerzas en la evasión.
¨ No es difícil entender la naturaleza
del ¨ mal del siglo ¨ quien desea demasiado se condena a la desgracia y el romántico
pide a la vida mas de lo que esta puede dar ¨.
Los románticos somos unos solitarios y
que a manera de adolescentes nos
juzgamos a si mismos extraños e incomprendidos.
Separados de los demás, buscamos colmar
nuestros anhelos poderosos mediante comunión con el cosmos es aquí donde se
explica la atención que los románticos les prestamos a la naturaleza, sintiéndola
acogedora y amiga. Pero el inmenso espectáculo del mundo no hace sino despertar
al fin, la conciencia de la propia pequeñez y frustración. No es raro que el
proceso de esta arrebatadora vida interior termine en el suicidio, la locura, o
algún otro desenlace de pareja intensidad dramática.
Como todo romántico el cielo es el límite.
Con respecto al amor: tengo una mezcla extraña de ingredientes: mucha pasión,
intriga, obstáculos, interés, admiración y una cuota de misterio. Creo que
buscare durante toda la vida el amor ideal.
En respecto a la felicidad: me gusta
buscar el éxtasis como ley cotidiana. Y para sentirme bien creo mi propio
mundo.
En relación a la aventura: cuando mas
imposible sea el camino, más haré temblar mis llamaradas. Para mi la aventura
es el oxigeno, el estimulo, el incentivo y la razón de mi existencia. Me agrada
embarcarme en situaciones arriesgadas
que son la sal de mi vida.
En ese propio mundo que creo, me
encuentro como Dios en todas partes y los desafíos son cotidianos.
Quizás
necesite un ejercito de fieles que me acompañen en mis piruetas
celestiales, dar ordenes pasar limites y batallar contra fantasmas.
Toda mi vida gira en torno a ricos imágenes.
Imágenes que surgen unas de otras. Toda
ella esta rígida y articulada por la personalidad, por el alma que se dice a través
de ella.
Allison Panizza
1996
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