viernes, 15 de noviembre de 2013

TE FUISTE…

                                                    

Te fuiste y no me di cuenta. Pasó el tiempo y empecé a sentir tu ausencia.

Dónde estás, siento nostalgias de ti, eres mi gran amor. Te he amado siempre sin límites ni medidas, porque tú, ávido de inmensidad, despertaste el sentimiento en  mí.

Tú eres lo más grande, más hermoso, más bello que me paso en la vida, Te amo.

Lo he dicho en todas las formas, en todas las lenguas muertas o vivas, de mil maneras: eres el origen de todo lo grande, de todo lo hermoso, el principio bello, de todo lo ¨ eterno ¨

Te quiero, dentro de mi misma, en el abrigo de mi alma te siento. Ya estás lejos, vuelve, vuelve a mí… No me dejes, te necesito.

Tú eres la suprema Ley del Universo; tú eres el causante de esos mil pensamientos desconocidos que todo ellos hacen mi prosa, prosa verdadera y espontánea que la mujer siente y comprende, mejor que los hombres.

Eres esa aspiración melancólica y vaga que agita mi espíritu con el deseo de una perfección imposible.

Al verte, sentirte sobre mis mejillas, como diamantes caen mis lágrimas involuntarias, tiemblan un instante en mis parpados, se desprenden en silencio, ruedan y se evaporan como un perfume.

Te encuentras entre esos fenómenos inexplicables que modifican el alma de la mujer cuando despierta el sentimiento y la pasión.

Palabras que brotan del corazón, se asoman al labio y mueren sin resonar apenas, mientras que el rubor enciende las mejillas.

Un día te entregué la mitad de mi corazón, te fuiste y no me di cuenta.

Cada día espero que vuelvas, en el viento creo sentir tu voz que me llama entre las sombras.   ¨ ¡Febriles exaltaciones de la pasión, que dais color y forma a las ideas mas abstractas! ¨

Abrís ante los ojos de mi alma espacios sin límites, sonrisas, lágrimas, suspiros y deseos que forman el misterioso cortejo del amor, amor que me enloquece, que me mata.

Produces una sensación y despiertas a mi inspiración.

Amor mío, no tienes ni la mas pálida idea de cómo me dejas. Con sólo verte un momento, de repente en mi hay impaciencia; por que espero algo, algo que nunca llega, que no puedo pedir, deseo de algo divino, que no está y está en la tierra y que presiento. No obstante, no puedo gritarte, pedirte que vuelvas. Vuelve… pero sí puedo nombrarte.

Es una desesperación dolorosa que no puedo ahuyentar, escapo del mundo y los tormentos siguen, porque mi tortura es mi inspiración que como mi sombra me acompaña a todas partes. Esa desesperación de la que no puedo alejar todos esos sentimientos, todas esas grandes ideas que constituyen mi prosa.

Hay poesía, un hombre e inspiración; eres el fruto divino de la unión del arte y la fantasía, eres  como una centella inflamada que brota al choque del sentimiento y la pasión.

Pero te fuiste y no me di cuenta.

Tu esencia brota de mi alma como una chispa, que hiere al sentimiento con una palabra, un gesto, una sonrisa, una aparición y huyes desnudo de artificio dentro de una forma libre. Entonces inclino la frente cargada de pensamientos esperando que regreses…



Allison Panizza

22/07/1999

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