Te fuiste y no
me di cuenta. Pasó el tiempo y empecé a sentir tu ausencia.
Dónde estás,
siento nostalgias de ti, eres mi gran amor. Te he amado siempre sin límites ni
medidas, porque tú, ávido de inmensidad, despertaste el sentimiento en mí.
Tú eres lo más
grande, más hermoso, más bello que me paso en la vida, Te amo.
Lo he dicho en
todas las formas, en todas las lenguas muertas o vivas, de mil maneras: eres el
origen de todo lo grande, de todo lo hermoso, el principio bello, de todo lo ¨ eterno
¨
Te quiero,
dentro de mi misma, en el abrigo de mi alma te siento. Ya estás lejos, vuelve,
vuelve a mí… No me dejes, te necesito.
Tú eres la
suprema Ley del Universo; tú eres el causante de esos mil pensamientos
desconocidos que todo ellos hacen mi prosa, prosa verdadera y espontánea que la
mujer siente y comprende, mejor que los hombres.
Eres esa
aspiración melancólica y vaga que agita mi espíritu con el deseo de una
perfección imposible.
Al verte,
sentirte sobre mis mejillas, como diamantes caen mis lágrimas involuntarias,
tiemblan un instante en mis parpados, se desprenden en silencio, ruedan y se
evaporan como un perfume.
Te encuentras
entre esos fenómenos inexplicables que modifican el alma de la mujer cuando
despierta el sentimiento y la pasión.
Palabras que
brotan del corazón, se asoman al labio y mueren sin resonar apenas, mientras
que el rubor enciende las mejillas.
Un día te
entregué la mitad de mi corazón, te fuiste y no me di cuenta.
Cada día espero
que vuelvas, en el viento creo sentir tu voz que me llama entre las sombras. ¨ ¡Febriles exaltaciones de la pasión, que
dais color y forma a las ideas mas abstractas! ¨
Abrís ante los
ojos de mi alma espacios sin límites, sonrisas, lágrimas, suspiros y deseos que
forman el misterioso cortejo del amor, amor que me enloquece, que me mata.
Produces una
sensación y despiertas a mi inspiración.
Amor mío, no
tienes ni la mas pálida idea de cómo me dejas. Con sólo verte un momento, de
repente en mi hay impaciencia; por que espero algo, algo que nunca llega, que
no puedo pedir, deseo de algo divino, que no está y está en la tierra y que
presiento. No obstante, no puedo gritarte, pedirte que vuelvas. Vuelve… pero sí
puedo nombrarte.
Es una
desesperación dolorosa que no puedo ahuyentar, escapo del mundo y los tormentos
siguen, porque mi tortura es mi inspiración que como mi sombra me acompaña a
todas partes. Esa desesperación de la que no puedo alejar todos esos
sentimientos, todas esas grandes ideas que constituyen mi prosa.
Hay poesía, un hombre
e inspiración; eres el fruto divino de la unión del arte y la fantasía,
eres como una centella inflamada que
brota al choque del sentimiento y la pasión.
Pero te fuiste y
no me di cuenta.
Tu esencia brota
de mi alma como una chispa, que hiere al sentimiento con una palabra, un gesto,
una sonrisa, una aparición y huyes desnudo de artificio dentro de una forma
libre. Entonces inclino la frente cargada de pensamientos esperando que regreses…
Allison Panizza
22/07/1999
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