lunes, 4 de noviembre de 2013

C O N F E S I O N


                                                  

PROLOGO



Esta historia la escribí para enseñar que hay mucha maldad en el mundo y que debemos estar atentos. No podemos rendirnos ante un hecho tan sangrante y de consecuencia tan funesta.

Aquí la droga representa una metáfora.  El destino se marco en un mar sin orillas. Para los que pensaron que los días en aquel lugar fueron los más bellos, no fueron sino un brillante relámpago de una noche de tempestad.

Comenzó en 1994. Vivía en la casa de mi madrina.
Desde que me levantaba hasta que me acostaba, permanecía nerviosa, ya no podía vivir mas en esa casa, Celibel ( mi madrina) parecía que sentía celos de mi, no me trataba como antes, ya no era su ahijadita era su rival, eso lo dio a entender.
… no era vida aquello. Si no estuviera contra las drogas, y no pensaran que son malas para la salud tanto física como psíquica de seguro en aquel momento las hubiese probado.

El doctor William Horrouga decía que “uno se hace adicto a los narcóticos porque carece de motivación fuerte en cualquier otra dirección”; la droga se impone por defecto.

Quizás sea realmente así, por tanto, ahí aparece ya una pista importante sobre la que actuar: si los jóvenes – y todos – tuvieran el aire preciso que reclama su espíritu no irían a buscarla a donde solo hallarán engaño y muerte.

Quisiera aclarar algo sobre el porro. – No es que sea menos, quiero aclarar que el porro es conocido falsamente como droga blanda ; un concepto rechazado por todos los que trabajan con la regresión de su trafico o con la ayuda que mas tarde han de prestar al drogadicto. Y se rechaza tal concepto porque de blanda no tiene  nada, porque crea una dependencia psíquica muy fuerte, porque suele ser el primer eslabón de una cadena de difícil retorno.

- Lo que me da mas tristeza es que perdonar y olvidar son las mismas cosas yo perdone, pero no OLVIDO.-

Solo aspiro a que estas líneas sean interpretadas con la misma sinceridad con que fueron escritas.


CONFESIÓN


El corazón latía fuerte, era más rápido que un reloj. Esa mirada que me traspasaba, y lo sentía, sentía su presencia como si se  hubiese clavado en mi nuca. Era muy fuerte, parecía la mirada de la bestia.

-¡Porque estaba pasando aquello!- ¿Acaso yo tuve la culpa de que eso estuviera pasando? Muchas veces me pregunte lo mismo sin hallar respuestas, porque en realidad yo no era la culpable.

Fue una historia que escribí que me cambio el rumbo de mi vida.

Maldigo mil veces la hora que le di a leer esa historia.

De la peor manera me hicieron salir de su casa, de sus vidas. He sufrido tanto, que solo las personas que me conocen realmente saben cuando he sufrido y aun sigo sufriendo.

Ella (Celibel mi madrina) no me miraba como antes, él (su esposo) me acosaba con la mirada, aquello era el infierno no podía ir al baño, porque él iba a espiarme. Continuamente y en cualquier lugar, hasta delante de su mujer me acosaba sexualmente.

Todo comenzó el día que la abuela se enfermo por primera vez, y Celibel  se fue a cuidarla, se llevo al hijo. –El día estaba feo, estaba lloviendo, yo decidí pasar mis cuentos en limpio.

De pronto llego él y me pidió para leer unos de mis cuentos, yo se lo preste, hasta ahí iba todo muy bien. Cuando termino de leer uno de ellos que se trata de una jovencita que tiene relaciones sexuales con su padre… es una historia verdadera que paso en un lugar y aun sigue pasando, yo le puse un poco de fantasía, aunque la verdad es mas cruda.

Al terminar de leer me dijo lo siguiente: -Si un psicólogo leía lo que yo escribía, podría pensar que yo quiero tener relaciones sexuales con mi padre, lo dijo con otras palabras pero me dio a entender eso.

Ni siquiera se fijo que esta dedicado a una chica.

Después me dijo que el siempre estaba observándome, como si yo no me diera cuenta. Se puso a hablarme sobre el sexo.

 Intentó darme clases teóricas, como la clase teórica no fue suficiente para él me dijo lo siguiente: -y ahora a la práctica.-

Me empezó a temblar todo, se me paro el corazón y luego parecía que tenía taquicardia de rápido que me latía.

No podía creer que me dijera algo así: quede muda, y me dijo que era una “cagona”, además me dijo que nadie se iba a enterar, que el no me iba a lastimar y mucho menos pretendía dejarme embarazada.

Me pidió que me acercara a él y al ver que no me  acercaba me dijo miedosa: le respondí que no, pero es mentira yo temblaba, al ver que la cosa se ponía lo bastante pesada me fui a acostar.

Al otro día me pregunto que fue lo que sentí, cuando el me invito a ir a la cama con el. Yo le conteste que nada, pero no era cierto.

Después me dijo que con estas mismas palabras YO SOY HOMBRE¨.-

¿Que da a entender? A la hombría se la puede meter en el…

Sufro aun sufro mucho de ese acoso, aun quedan secuelas, temo ir al baño
y que en este no haya cortinas; a pesar que el tiempo paso siento que alguien me esta observando y creo ver su mirada, aquella mirada que se clavo como puñal en mi.

Estuve reflexionando largo tiempo y encontré la razón de mi actitud y del consiguiente sufrimiento del hombre de hoy, perdí la capacidad para sufrir, los valores que dan verdadero sentido a la vida y por esta carencia de convicciones y de interés ante el dolor físico y psíquico, me divorcie de esa situación desagradable, sin dar tiempo a descubrir mi valor y mi sentido y me lancé – ansiosa – a la búsqueda  de sustitutos placenteros

La DROGA constituyo para mí un  prototipo generalizado de esta sustitución que me degrada  y me hunde más en el sufrimiento y en mi propia incapacidad de renovación y por consiguiente, de maduración de realización existencial.

Primer ciclo comenzó; me administre morfina, me produjo disminución de dolor, a la vez que nauseas, vértigo, palidez, somnolencia y oscurecimiento mental.

Me di una dosis más alta que me produjo sueño, tuve suerte porque me pudo haber causado la muerte por colapso cardio circulatorio o paro respiratorio a causa de la depresión de los centros nerviosos situados en el tronco del encéfalo. Me recupere.

Mi dolor fue aun mayor y me encerré mas al escuchar las palabras de mi madre que me dijo que tenia que perdonar, porque ellos tienen un hijo chico para criar, y el trato de mi madre con ellos fue aun mejor que antes, contarle mi dolor es como no habérselo contado, por eso la niña buena, la que todos pueden pasar por encima la que todo lo calla, siempre esta obligada a perdonar. Callar siempre callar. -

¿Alguien se puso a pensar lo que a mi me pasa?- ¿Por qué sufro? No, para que… Sufrir si pero en silencio, ocultar mi dolor para que ellos sean felices, mientras yo lo voy guardando todo y me voy enfermando.
 ¡Es joven… va a  olvidar!

Caí de nuevo, segundo ciclo: empecé con menos, a fumar ¨porros¨, era una rebelde, mi mente se sintió presionada, aturdida y embriagada con sensaciones de estar más allá. Mi intención siempre fue estar más allá    

Ellos y yo llegamos al punto de un desafió de valores revolucionarios,

Para mi, todos los hombres eran iguales, hablaba con los desconocidos, me juntaba con algunas amigotas, fumaba porro y me comunicaba. El porro creaba una atmósfera común, un ritual. Cada día estaba más desquiciada.

La concentración en el estudio dejaba mucho que desear.

 Mi vida era la calle, el liceo un sacrificio, mi futuro una puerta abierta al infierno.

Hasta entonces fumaba porros, había sido un medio de evasión de esa realidad a la que rechazaba.

Conocí gente de otros lados fumando y metiéndose drogas, alcohol y sexo hasta reventar. Parecía que cuanto mas cargado te pusieras mas arriba llegarías. Pero este es un vicio…, el engaño…, la promesa de un paraíso perdido…

Buscaba el amor, pero me había apoyado en el alcohol y las drogas, y sentía que ese no era el camino.

Comencé con los estudios pero era abrir los libros los cerraba…, no tenia concentración, ni memoria dejaba mucho que desear, huía de los esfuerzos.

Me hice de amigos nuevos y estos tomaban heroína, estuve casi una semana pinchándome sin parar. Me causo vómitos y perdí la conciencia en un relax físico y mental provocándome un vacío, un algodona miento del cerebro.

No me inyecte mas porque me di cuenta que el mundo de las agujas me producía nauseas.

Estar en esa casa era espantoso, mis nervios estaban destrozados y exigían una medicación.

Decidí aislarme para olvidar y dejar las drogas, no me sirvió de nada porque empecé a deprimirme, al estar tan aislada  empecé a fumar sin parar, hasta que perdí el hambre y el sueño.

Un DIA dije: - Acabo con el hábito de fumar porro, porque me han segado mis más bellas intenciones y desde ahora decido ser una persona normal-.

Le pedí ayuda a Dios, gracias a el no enloquecí para siempre, me salvo de la depresión, de la paranoia, de la esquizofrenia e incluso de la muerte, me hizo recobrar la salud física, mental y espiritual.

Quería salir, decirle basta a la droga, no me quería rendir ante ella.

Le pedía a Dios que no me abandonase porque cada vez que me drogaba me entraba una especie de melancolía soledad y abandono, o todo junto, que me impulsaba a hacer las cosas que he hecho por las que he perdido la confianza, respeto y cariño de los que mas quiero. Me duele mucho porque cuando estoy así: soy egoísta, falsa y solitaria.

Aun sigo reprimida pero estoy dispuesta a perder el último eslabón y ese es el más difícil.

Salí de eso y empecé a disfrutar de las cosas positivas de la vida y de la verdadera libertad.

Treinta y uno de diciembre: se reúne toda  la familia, parecía ir bien. Me encontraba llena de vitalidad, energía, alegría y tenia ganas de descubrir cosas nuevas, y olvidar el pasado.

Pero no, no podían verme feliz, el volvió acosarme a manosearme de nuevo, no le importaba nada, ni siquiera que no estuviese en su casa.

Volví a caer, volví a enfermarme y deje de luchar contra aquello que sabia que me estaba matando: Mis sentimientos, toda la capacidad que yo tenia para hacer y sentir mi cuerpo por dentro y por fuera.

Siempre fui muy sensible, las grandes y pequeñas cosas siempre me han afectado de buena y mala manera.

Tenia que aprender a ser fuerte, a tener voluntad, a encontrar un sentido a mi vida.

Me rebele contra mi misma y decidí ocupar el tiempo haciendo algo que mas o menos me llamara la atención.

No quería morirme por esa causa y mucho menos por sobredosis o envenenamiento. Me costo superarme, fue muy difícil pero lo conseguí.

Empecé a mirar hacia delante, dejando el pasado atrás, me di cuenta que mi vida tiene un valor incalculable y que debo apreciarla en sus buenas y malos momentos.

Aprendí a amar la vida y me grabe esta frase en la memoria:
Animo no te rindas, tú puedes.





EPILOGO 


Quiero dejarles un mensaje a aquellos jóvenes que sufren por problemas y recurren a las drogas como primer sustituto de evasión, de escape ante la realidad que están pasando.

¨En nuestra sociedad existen muchas clases de drogas aparte de las clasificada como tales: Crisis personales, desencanto, insatisfacción, soledad, egoísmo, afanes desmesurados de poder, ansias y hartazgos de placeres.

Esta panorámica ha crecido en los últimos años  de una forma insospechada, y hemos de asumirla como auténticos culpables, por haber aceptado para nuestros jóvenes conductas, aficiones y necesidades que, ni mucho menos, eran las mejores; y ser conscientes de que podemos restar y ganar la batalla a cualquier tipo de droga con grandes dosis de amor y comprensión.

Eso es lo que la juventud esta reclamando.





Allison Panizza.

1997

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